Recientemente se festejó el Aniversario del 20 de Enero, fecha trascendental para la historia argentina, que orgullosamente tiene su acontecimiento épico en las tierras metanenses, donde Nuestros padres de la patria se unieron en más que un abrazo.
Mgter. José Eduardo Poma
Desde la Fundación JEHFS, reproduciremos un apéndice del libro “San Martín Magno” del autor José Eduardo Poma, a los fines de aclarar algunos puntos del sesgado y frio discurso realizado en el pasado acto oficial.
El camino Real que unía Buenos Aires con Lima, tenía un punto crítico que comenzó a ser llamado “la Frontera”, debido a que por la puerta del río Pasaje penetraban los malones desde el Chaco Gualamba. Y este mismo río que era un camino natural, en épocas de creciente detenía a los viajeros, a veces por largas semanas. Así, la zona de Metán (sur de la provincia de Salta) se convirtió en un lugar estratégico, y fue testigo de numerosos y trascendentes hechos históricos en la época hispánica, y durante la guerra por la independencia y las luchas civiles.
Entre estos hechos históricos, los más importantes fueron, por sus consecuencias, los encuentros entre San Martín con Belgrano, y luego con Güemes, en la sala de Yatasto, de los Toledo y Pimentel, situada unos 8 kilómetros al sur de Metán (hoy Metán Viejo). Previamente, en esta casa el Gral. Belgrano había recibido el mando del Ejército del Norte de manos de Pueyrredón, el 26 de marzo de 1812. Por ello podemos decir que Metán tuvo el privilegio de ver reunidos, y planear la estrategia decisiva, a los tres máximos héroes de nuestra independencia. Si alguno de ellos hubiera fallado en su misión, tal vez las Provincias Unidas habrían sido reconquistadas, y el Congreso de Tucumán no se hubiera llevado a cabo.
Debemos recordar que el Gral. Belgrano logró revertir la mala imagen que de la Revolución dejó la primera expedición al alto Perú, en donde se comenzó a llamar a los de Buenos aires “porteños herejes y crueles”, por la política de terror innecesaria que aplicó Castelli siguiendo órdenes de Moreno, con profanaciones de templos y fusilamientos de oficiales de menor rango. Belgrano llegó a tener gran estima por nuestra zona, tal vez porque en el territorio metanense obtuvo su primer triunfo sobre las fuerzas realistas en el combate de Las Piedras, el 3 de setiembre de 1812. Muchos sostienen que en ese lugar, López y Planes comenzó a escribir las primeras estrofas de nuestro himno. Y también Belgrano, después de la decisiva batalla de Tucumán, hizo jurar al Ejército fidelidad, a orillas del río Pasaje que él bautizó “Juramento”, a la Soberana Asamblea Constituyente, y desplegó la bandera celeste y blanca que ya no dejaría de flamear hasta el día de hoy.
Después de Vilcapugio y Ayohuma, Belgrano es reemplazado en el mando del Ejército del Norte por el entonces coronel don José de San Martín. Este llega a Yatasto el 16 de enero de 1814, siendo hospedado por la citada familia de Toledo y Pimentel. Al día siguiente parte con los refuerzos que trae hacia Chilcas, donde Belgrano lo espera en la ribera norte del río Juramento. Luego, el día 19, cruzará el río para ir al encuentro de San Martín, que había llegado a la posta de Los Algarrobos. Ambos deciden trasladarse a la sala de Las Juntas de Yatasto, cuyo propietario era el catalán Manuel Torrens la que, por estar al lado del camino Real, era como una posta aunque no oficial.
Allí permanecerán el día 20 de enero (fecha incorporada como efemérides del Municipio de Metán por iniciativa del entonces Intendente Roberto Gramaglia, en un trabajo articulado con la Junta de Estudios Históricos con el Profesor Eduardo Poma como referente y del Instituto Nacional Sanmartiniano que presidía el Gral. Diego Alejandro Soria, quien se hizo presente en el acto del 190º Aniversario en el 20 de enero del 2004), donde son obsequiados con pescado del río Juramento, que dará origen a la célebre receta “Dorado a la San Martín”, que publicará Juana Manuela Gorriti en su “Cocina Ecléctica”. San Martín comprendió muy bien las virtudes de las que estaba dotado el Gral. Belgrano, y escribió al director Posadas para que no lo excluya del Ejército del Norte, alegando su gran conocimiento de la gente y de la región, y de la estima que le tenían sus oficiales y soldados, pero fue en vano. El 26 de enero el creador de la Bandera partirá hacia Tucumán. San Martín no avanzó más al norte del río Juramento, y se quedó sin conocer la Capital de los salteños (lo mismo hará Sarmiento en 1884 cuando visitó Metán).
Pero faltaba el otro encuentro decisivo para la causa. A comienzos de febrero de 1814 llegó a Yatasto el todavía coronel Martín Miguel de Güemes, y desde el comienzo ambos se comprenden e intuyen los diferentes roles que les tocará desempeñar, en la difícil etapa que se avecinaba para la Patria. El Libertador ya tenía en mente el plan continental, de llegar a Lima por vía marítima, para lo que se necesitaba construir una barrera defensiva infranqueable en la frontera norte. Se dice que este plan lo esbozó el Gral. Guido, amigo íntimo de San Martín, y otros sostienen que distintos estrategas ya lo habían discutido antes. Lo cierto es que serán estos dos hombres los que lo llevarán a cabo.
Mientras discuten la estrategia y las posibles alternativas o tácticas, recorren la zona, Una tradición oral firme nos dice que llegaron a Ortega, un poco más allá de El Galpón, ya que en esa antigua reducción estaba la tumba del gobernador don Jerónimo de Matorras, tío de San Martín, el que había fallecido allí en 1775 mientras construía una capilla. Algunos agregan que llegaron hasta los primeros fortines de Anta, lo que sin duda sirvió para que el nuevo Jefe del Ejército apreciara las virtudes del héroe salteño. Por ello lo designa Comandante de las avanzadas del río Juramento, instalando Güemes su campamento en Conchas, a pocos kilómetros al norte de Metán, y el Libertador parte hacia San Miguel de Tucumán, donde piensa levantar una fortaleza.
Ya todos sabemos cómo terminó esta historia. San Martín llegó a Lima, pero una traición sesgó la vida del Gral. Gúemes cuando tenía sólo 36 años, lo que, junto con la ceguera política de Rivadavia, impidió que se abra un segundo frente por el Alto Perú, como lo establecía el plan continental. ¿Las consecuencias? La gloria de terminar con la guerra de la independencia quedó para Simón Bolívar, y nuestro país perdió definitivamente las provincias altoperuanas, con más un millón de kilómetros cuadrados, y su salida al Pacífico. Todo un triunfo para los pequeños hombres de las logias pro-británicas del Río de la Plata. La zona de Metán, un pequeño lugar donde convergieron los grandes padres de la patria, y formularon la estrategia decisiva. El general Güemes estuvo muy vinculado a nuestra zona. Su esposa Carmen era de “Los Sauces”, muy cerca de Rosario de la Frontera, y en 1821 se refugió en Miraflores, donde recibió la noticia de la muerte del General; sus amigos, los Gorriti, preparaban escuadrones gauchos en su finca de “Los Horcones”; el primer campamento militar de Güemes se instaló en Conchas, a 9 kilómetros al norte de Metán; sus descendientes residieron muchos años en Rosario de la Frontera, y Martín M. Güemes era intendente en 1886, cuando llegó Sarmiento a Las Termas, y mantuvo una agria disputa con el “Lord Mayor de Rosario, un Tiberio nato”, como irónicamente llama a su enemigo político. Sin embargo, la presencia de Güemes en la Frontera será de gran trascendencia cuando, en Yatasto, se encuentre con el entonces coronel José de San Martín. Este encuentro quedó inmortalizado en cuadros, estampas, etc., con varios errores que ya son clásicos y cuesta mucho desmitificar. El primero es el que en dicho encuentro estuvo también el Gral. Belgrano. Tal vez por desconocimiento de los hechos históricos, y por un comprensible deseo de poner juntos a nuestros tres máximos héroes de la guerra de la independencia.
Además, la sala de Yatasto no era posta, allí no fue el encuentro de Belgrano con San Martín, y a Güemes se lo representa con casaca roja, cuando todavía no comandaba a los “Infernales”. También en los textos se puede leer que el Libertador presentó su “plan continental”, de marchar a Lima por vía marítima. En realidad este plan era de otros militares, y se lo habría dado a San Martín su amigo, el Gral. Tomás Guido.
Entonces, ¿cómo fueron estos encuentros que tendrán tanta importancia? De acuerdo con la documentación disponible, resumiremos los hechos tal como ocurrieron, y no como nos habría gustado que ocurrieran:
El 16 de enero de 1814 el coronel don José de San Martín, como nuevo Jefe del Ejército del Norte llega a Yatasto, a unos 10 kilómetros al sur de Metán, y es hospedado en la sala de los Toledo y Pimentel. Al día siguiente, San Martín y los refuerzos que trae parten rumbo al río Pasaje o Juramento, donde lo espera el Gral. Belgrano en la ribera norte del río. Ese mismo día 17 San Martín se aloja en la posta de Los algarrobos, que estaba ubicada cerca del actual pueblito de Lumbreras. Allí se dirige Belgrano, encontrándose con el nuevo Jefe el día 19 de enero, y ambos deciden trasladarse ese mismo día, a la sala de Las Juntas, en Yatasto, de propiedad de don Manuel Torrens.
Este lugar, por estar al lado del camino Real, era utilizado por los viajeros para descansar, pero no era una posta oficial. El día 20, en Las Juntas, estos dos próceres fueron obsequiados con pescado del Juramento. De allí proviene aquella célebre receta “Dorado a la San Martín”, recogida por doña Deidamia Sierra de Torrens, y que publicara Juana Manuela Gorriti en su “Cocina ecléctica”. El día 21 parte San Martín hacia la sala de José Toledo y Pimentel, y el 26 de enero Belgrano se dirige a San Miguel de Tucumán.
En los primeros días de febrero de 1814, llega a Yatasto el coronel Martín Miguel de Güemes, que había estado distanciado de Belgrano. En seguida San Martín captó las virtudes y capacidad del líder salteño, su carisma con la gente y su gran conocimiento de la zona. Juntos la recorren durante varios días, y San Martín le explica que tiene planeado levantar una fortaleza en Tucumán, plaza que debe ser sostenida a toda costa, cuya primera línea defensiva sería el río Juramento. Ambos elaboran la estrategia de la guerra de recursos o de partidarios, como se llamaba a las guerrillas, de la cual San Martín era gran conocedor, pues se la había aplicado en España contra los franceses. Güemes recibe entonces el cargo de comandante de las avanzadas del río Juramento, e instala su campamento en el villorrio de Conchas.
Se dice que llegaron hasta los fortines de Anta, pero una firme tradición oral nos cuenta que San Martín llegó hasta Ortega, más allá de El Galpón, donde estaba la tumba de su tío, el gobernador don Jerónimo de Matorras, quien murió allí en 1775, cuando estaba construyendo una capilla.Lo demás, ya es una historia bien conocida. El gobernador y Gral. Martín Miguel de Güemes, cumplió tan bien con su parte de aquel plan continental, que logró rechazar todas las invasiones realistas, lo que impidió que atacaran a San Martín en Mendoza, y luego marcharan a Buenos Aires, único sector del Imperio que los españoles no pudieron recuperar desde 1810. Pero no logró cumplir con el objetivo final de la estrategia, avanzar con un ejército por el Alto Perú, para abrir un segundo frente cuando San Martín se dirigía a Lima. En 1821 una traición le segó la vida, cuando apenas tenía 36 años. Quedará entonces, en manos del Gral. Simón Bolívar, la gloria de concluir con la guerra de la independencia americana.